El escritor cubano Severo Sarduy hilvana a la intertextualidad, la carnavalización y la parodia. Destaca este tríptico como generador de confusión y afrontamiento, de interacción de distintos estratos (Sarduy 175). Por su esencia metanarrativa o metadiegética, el recurso intertextual
functions explicitly around the transformation that the first text undergoes in being included in another text through the operation of citation, allusion, plagiarism; or its metamorphosis through the process of irony, parody, pastiche, satire, etc. (Lambert 88, 97)
Dado el lexema de “inter-text-ualidad”, resulta imperioso rescatar la amplísima definición de ‘texto’ ensamblada por Donald F. McKenzie para, a partir de ella, acercarnos a la queercaresca1 de Rodríguez Pagán:
‘texts’…include verbal, visual, oral, and numeric data, in the form of maps, prints, and music, of archives of recorded sound, of films, videos, and any computer-stored information, everything in fact from epigraphy to the latest forms of discography. There is no evading the challenge which those new forms have created. (McKenzie 13)
De escasas 50 páginas en su suporte impreso original, en Ondergraund.com se identifica una amplia gama de referencias explícitas e implicitas de diversa índole: biográficas, literarias, mediáticas, musicales, publicitarias o comerciales, religiosas, coloquiales, artísticas, políticas e históricas, categorías que se subdividen hasta diluirse en la expresión narrativa.2
Siendo ‘cita’ y ‘reminiscencia’ para Sarduy elementos fundamentales de la intertextualidad, conviene delimitar sus alcances semánticos. El teórico define la primera como la “incorporación de un texto extranjero al texto, en su collage o superposición a la superficie del mismo [como] forma elemental del diálogo”, y a la segunda le asigna la “incorporación en que el texto extranjero se funde al primero, indistinguible, sin implantar sus marcas, su autoridad de cuerpo extraño en la superficie, pero constituyendo los estratos más profundos del texto receptor, tiñendo sus redes, modificando con sus texturas su geología” (177). Por ende, la cita encierra explicitud, mientras que la reminiscencia, soto voce, pertenece a lo implicito.
Atañe también concebir la intertextualidad como tráfico de conocimiento. La publicación, la publicidad, la circulación de rodajes fílmicos y la masificación itinerarnte afaman los libros, los productos, las películas, la música, etc., hasta hacerlos de fácil identificación y apropiación. Máxime en esta época de globalización física/virtual, una persona accede con prontitud a la producción de saberes. La singularidad de tal desplazamiento llega al punto en que frases e imágenes de obras excepcionales generadas hoy les basta el día de mañana para trocarse en lugares comunes. En cuanto a esto, la mayor contribución de Ondergraund.com estriba en erradicar el mito del conocimiento exclusivo.
Visto desde otro flanco, Rodríguez Pagán mancilla la alta cultura al revolcarla en el ‘barro’ junto a canciones como “La borrachita”, películas como Holocausto caníbal y productos como Vaseline Petroleum Jelly. De acuerdo con Sarduy, germina aquí un signo neobarroco en tanto que “refleja estructuralmente la inarmonía de la ruptura de la homogeneidad, del logos en tanto que absoluto, la carencia que constituye nuestro fundamento epistémico”; asimismo, se materializa el “deseo necesariamente pulverizado de un saber que sabe que no está ‘apaciblemente’ cerrado sobre sí mismo (183).
La cita y la reminiscencia cumplen el cometido de parodiar el código al cual se adscribe una obra: en su interior, son los mejores medios para revelar la convención, el engaño (Sarduy 177–78). Se comprueba así que, en la aparente simbiosis existente entre la pieza original y su variante, ocurre la primera gran muestra de artificio carnavalesco. A fin de cuentas, ajustando a este trabajo las expresiones de Chiampi (517), los recursos y efectos neobarrocos dotan a Ondergraund de una estética postmoderna que lo transforma en una suerte de caleidoscopio referencial en el cual no sólo los eventos, sino la propia trama, entran en crisis, aun tratándose de un texto que no satisface a cabalidad la estética neobarroca.
En resumidas cuentas, las intertextualidades y confluencias exhibidas denotan la liquidez del conocimiento como mercancía. Lo mismo sucede con aquellos productos de consumo que, infiltrados en la pieza literaria, se organizan como partes de un artefacto cognitivo una vez que se integran a la caracterización indirecta del protagonista y al cúmulo de saberes que sabotean la ‘seriedad’ de la literatura. Empero esta maleabilidad de fronteras no es más que los intersticios de un juego de duplicidad, replicaciones o resonancias elaboradas por Rodríguez Pagán desde los niveles más elementales de su obra.
El gran golpe efectista de una de estas técnicas radica en que los productos pasan como patrocinadores de ciertos capítulos. Las piezas musicales componen el ‘sountrack’ de la fabulación. Las alusiones cinematográficas se reducen a escenas o momentos –bien banales, bien rudimentarios–. Poco a poco, se desmantelan los vínculos cotidianos e históricos. Rodríguez Pagán los despoja de su esencia originaria y cronológica para erigir el andamiaje (a)temporal de Ondergraund.
Sin embargo, bajo el humor descarnado y las reacciones volátiles –in your face–, las innúmeras referencias, que amenazan con distraer a quien lee o con provocar su pérdida entre tanto referente, encubren –al fin– a un ser nostálgico, al Ondergraund que decide ubicarse on the ground para relatar un mundo de recuerdos antes de regresar definitivamente a su lugar de procedencia.
Referencias
Acevedo, Rafael. “NO tolero a los gays”. Claridad, 22 de junio de 2010. Web. Accedido el 12 de marzo de 2015.
Chiampi, Irlemar. “The Baroque at the Twilight of Modernity”. Baroque New Worlds: Representation, Transculturation, Counterconquest, editado por Lois Parkinson Zamora y Monika Kaup. Durham: Duke UP, 2010, pp. 508–528.
Lambert, Gregg. “A Baroque Thesis: Michael Foucault”. On the (New) Baroque. Colorado: The Davis Group, 2008, pp. 81–95.
McKenzie, Donald F. “The book as an expressive form”. Bibliography and the Sociology of Texts. United Kingdom: Cambridge UP, 2004.
Sarduy, Severo. “El barroco y el neobarroco”. América Latina en su literatura, editado por César Fernández Moreno, México: Siglo XXI, 1984, pp. 167–184.
- Término acuñado por el crítico puertorriqueño Rafael Acevedo (2010) para identificar los rasgos picarescos detectables en el libro de cuentos Mundo cruel, del también boricua Luis Negrón.
- A este respecto, nuestro proyecto enfatizará las intertextualidades más evidentes o necesarias dentro de las siguientes clasificaciones: “biográficas”, “literarias”, “mediáticas”, “musicales” y “publicitarias”. Sin embargo, a través de las “entregas” revelamos otras en color marrón que pertenecerán a criterios misceláneos que no se detallan en los mapas que ofrecemos.