pues siendo norte y salud tu figura y tu presencia,

Doña Rosi­ta la soltera 

o el lengua­je de las flores

ROSITA

¿Por qué tus ojos traidores

con los míos se fundieron?

¿Por qué tus manos tejeron

sobre mi cabeza flores?

¡Qué luto de ruiseñores

dejas a mi juventud,

pues, sien­do norte y salud

tu figu­ra y tu presencia,

rompes con tu cru­el ausencia

las cuer­das de mi laúd…”

(Fed­eri­co Gar­cía Lorca)