Ay, ay, ay, ay, ¡qué mareo!

La bor­ra­chi­ta

¡Ay, ay, ay, ay!

Qué cosa tan hor­ri­ble es el mareo.

¡Ay, ay, ay, ay!

Te juro que te miro y no te veo.

Ya, ya, ya, ya.

Te juro que no vuel­vo a emborracharme.

Her­mano, yo quiero recostarme

a ver si se me va,

a ver si se me va…”

(Rafael Hernán­dez)