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¡Mándame más, si más merezco!

¡Mándame más, si más merezco!

Mán­dame más, si más merez­co” ‑tam­bién “Dame más, si más merez­co”- sue­len apos­tro­farse hacia Dios para implo­rar­le may­ores cas­ti­gos sar­cás­ti­ca­mente, por enten­der­se que no puede pade­cerse algo peor que lo que se vive en el momen­to. Tam­bién se emplea con sar­cas­mo en con­tex­tos social, legal 

¡oh, qué licor tan sabroso!

¡oh, qué licor tan sabroso!

El retablo de las mar­avil­las” “CASTRADA ¿Oyes, ami­ga? Des­cubre el ros­tro, pues ves lo que te impor­ta. ¡Oh,  qué licor tan sabroso! Cúbrase, padre, no se moje.” (Miguel de Cer­vantes Saavedra)

¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?

¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?

¡Ay mísero de mí…!

…Apu­rar, cie­los, pretendo,

ya que me tratáis así

qué deli­to cometí

con­tra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué deli­to he cometido.

Bas­tante causa ha tenido

vues­tra jus­ti­cia y rigor;

pues el deli­to mayor

del hom­bre es haber nacido…”

(Pedro Calderón de la Barca)

“Barcarola”,

Barcarola”,

a las cinco de la tarde,

a las cinco de la tarde,

Llan­to por Igna­cio Sánchez Mejías “La cogi­da y la muerte” “A las cin­co de la tarde. Eran las cin­co en pun­to de la tarde. Un niño tra­jo la blan­ca sábana a las cin­co de la tarde…” (Fed­eri­co Gar­cía Lorca) 

a otra cosa, mariposa,

a otra cosa, mariposa,

En esta expre­sión[,] lo más impor­tante es la primera parte de la frase, es decir ‘A otra cosa’ (hac­er un cam­bio). La conex­ión con ‘mari­posa’ es para hac­er una rima con ‘cosa’ y obten­er una frase más musi­cal y agrad­able al oído. Uti­lizamos la expre­sión … para decir que ten­emos que cam­biar de tema en una con­ver­sación o ten­emos que cam­biar de activi­dad” (Acad­e­mia Andaluza). Sin embar­go, Rodríguez Pagán clara­mente la incor­po­ra debido a la anfi­bología que gen­era ‘mari­posa’ en torno a la ani­mal­ización del suje­to homo­sex­u­al en el imag­i­nario popular.

al otro lado de las amapolas.

al otro lado de las amapolas.

Al otro lado de las amap­o­las” [Segun­da entre­ga] y “el cam­po de las amap­o­las” [Ter­cera entre­ga] se refieren al lugar en donde habi­tan los muertos.

Aquella negra noche de mi mal,

Aquella negra noche de mi mal,

La noche de mi mal

 ‘No quiero ni volver a oír tu nombre.

No quiero ni saber adónde vas.’

Así me lo dijiste aque­l­la noche,

aque­l­la negra noche de mi mal…”

(Lola Bel­trán)

 

Ay, ay, ay, ay, ¡qué mareo!

Ay, ay, ay, ay, ¡qué mareo!

La bor­ra­chi­ta” “¡Ay, ay, ay, ay! Qué cosa tan hor­ri­ble es el mareo. ¡Ay, ay, ay, ay! Te juro que te miro y no te veo. Ya, ya, ya, ya. Te juro que no vuel­vo a embor­racharme. Her­mano, yo quiero recostarme a ver si se me va, a ver si se